Colmado de alegría
me entrego al descanso.
La felicidad de lo compartido, hizo cumbre y fue fuente
en la celebración de la Eucaristía.
Habíamos tenido ya Misas
por grupitos o, la cotidiana donde participan muchos,
pero hoy estuvieron todos, y al verlos a todos juntos,
con el P. Inspector y nosotros, la Comunidad,
fue como un más allá y más acá,
un solo, todos juntos,
un vacío que se llena,
un lleno que se vuelca,
un vuelco que se desparrama,
un desparramado que alcanza a todos,
y un todos, que se vuelve uno,
con Cristo, en Cristo, por Cristo...;
y eso, para mi corazón salesiano y sacerdotal,
lo es todo, es mucho...
Una vez más, a caballo de una nueva jornada
me despido, sonriendo, compartiendo, agradeciendo, bendiciendo...
¡Muy buenas noches!
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