miércoles, 10 de junio de 2009

Al amor... es más fuerte.

El pasado domingo 31 de mayo, después de no sé cuántos años, se dieron una serie de providenciales circunstancias que demostraron que el amor... es más fuerte. Mamá cumplía ese día, los 80 años; papá los había cumplido el 20 del mismo mes, pero eran sus 85; mi hermano, Mario, tuvo franco en su trabajo, y a mí, los hermanos de la Comunidad me hicieron el "aguante" en medio de todo el trabajo de un fin de semana, que ministeriamente hablando, es abundante, y nos encontramos, todos los que aparecemos en la foto, para CELEBRAR: la vida y el amor, la unión y la familia. Nuestra hermana, Ana María y su esposo, no pudieron venir (están muy lejos), pero se hicieron presente vía telefónica.

Cada gesto, cada detalle, cada palabra y recuerdo de mamá, poseía la escencialidad de la vida y el amor. Voy aprendiendo que, cuando se vive mucho y bien, se aprende a ir a lo escencial, sin dar vueltas superficiales sobre la vida y sus rincones... todo queda a la luz de la verdad. Así está mamá. ¡Bellísima! Papá igual, pero a su manera.

Debo agradecer a mi cuñada, Leo, que al estar cerca de ellos, se ha hecho cargo de su salud con una eficiencia filial digna de no olvidar. También quiero agradecer a Pablito y Ceci, mis sobrinos, que con cariño los motivan a seguir amando; y, a la multitud de amigas de mamá (con algunas quienes compartimos la Eucaristía en casa), que con su visitas, telefoneadas la meten en la vida del barrio,más allá de sus achaques.

A tod@s, ¡gracias! Mi bendicón y recuerdo en la oración de todos los días. Sigo aprendiendo a amar y dar la vida, porque me rodea una multitud de testigos de la vida y el amor... que es más fuerte.