domingo, 29 de enero de 2012

Un exorcismo más

Tomado de la edición del Domingo 29 de enero de 2012 del Dios de Cuyo de San Juan. la nota es del Pbro. Dr. José Manuel Fernández.

Jesús entró en Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad, da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!". Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea (Mc 1,21-28).


El inicio del texto de hoy se ubica en un tiempo y un lugar determinado. Por primera vez es nombrado el pequeño centro de Cafarnaún, que se convertirá en el punto de referencia de la actividad misionera de Jesús. Luego se dice que era sábado y, casi como consecuencia, tenemos la palabra "sinagoga", que era el lugar donde los judíos se reunían ese día de la semana. De hecho "sinagoga" proviene del griego: "synagogue" que significa "reunión". Los hebreos la llaman "bet-knesset": "lugar de la asamblea". No obstante ser un pequeño centro, Cafarnaún tenía múltiples recursos económicos: pesca, agricultura, comercio. Incluso poseía una aduana (cf. Mc 2,13-15) y al Norte de ella se encontraba una ruta imperial que llegaba a Damasco. En esta ciudad había una sinagoga del siglo I, que se encuentra bajo la actual "sinagoga blanca" del siglo IV. El día en que Jesús entra en ella es sábado. Se trata del Shabbat, cuyo significado está relacionado con el suspender, cesar. El hecho que no esté permitido trabajar ese día es funcional a la necesidad de no olvidar el mandamiento de servir a Dios. Sobre este aspecto, Jesús tendrá diversos desencuentros con las autoridades religiosas de su tiempo que parecían tener una concepción restrictiva y poco humana.

Allí comenzó Jesús a enseñar. Marcos designa con precisión la actividad de Jesús, usando el verbo "didasko", que aparece 17 veces en su evangelio. Lo que él dice es una "enseñanza", o sea, una "didaché". Su ministerio es fuertemente educativo, con una lección provocativa que invita al compromiso vital. De hecho, enseña con "autoridad". No es lo mismo poder que autoridad. Hay quienes tienen poder y no poseen autoridad, y viceversa, se puede tener autoridad aunque no se tenga poder. La autoridad, procede del término latino "auctoritas", y del verbo "augére", hacer crecer, aumentar. Es la que hace crecer a los demás. Es el valor, la virtud, la densidad interior y personal de alguien, pero que brota hacia afuera y se impone por admiración, por natural respeto, no por imposición. Una vibración exterior, un brillo, que nace de la interioridad rica de aquel a quien respetamos y que surge de su mirada, de su forma de actuar, de su palabra, de su conducta. No necesita imponerse por la fuerza, por el grito, por el gesto airado, por su poder de despedir o de hacer mal. No tiene necesidad de de serviles, ni de aduladores.

En la sinagoga, además de enseñar, realiza un exorcismo. Otro más. Una demostración de que el demonio existe. Creo que uno de los motivos por los que muchos encuentran difícil creer en el demonio es porque se le busca en los libros, mientras que al demonio no le interesan los libros, sino las alamas. Pablo VI reafirmó con fuerza la doctrina bíblica y tradicional en torno a este "agente oscuro y enemigo que es el demonio". Escribió entre otras cosas, que "el mal ya no es sólo una deficiencia, sino una eficiencia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible realidad. Misteriosa y espantosa". Nuestras ciudades pululan de personas que hacen del exorcismo una de las muchas prácticas de pago y se jactan de quitar "hechizos, mala suerte, negatividades malignas sobre personas, casas, empresas, actividades comerciales". Sorprende que en una sociedad como la nuestra, tan atenta a los fraudes comerciales, y dispuesta a denunciar casos de exaltado crédito y abusos en el ejercicio de la profesión, se encuentre a muchas personas dispuestas a aceptar mentiras como éstas.

Antes de que Jesús dijera algo, el espíritu inmundo se sintió desalojado y obligado a salir al descubierto. El demonio no pudo resistir a la santidad y a la humildad de Jesús. En uno de los diálogos del santo cura de Ars (1786-1859), el demonio le dice: "Yo puedo hacer todo lo que haces tú; puedo hacer tus penitencias, te puedo imitar en todo, pero una sola cosa no puedo hacer: no puedo imitarte en la humildad". San Juan María Vianney respondió: "Por eso te gano yo". La humildad es el mejor baluarte contra el demonio, y la humildad desemboca siempre en la oración y en la adoración.

1 comentario:

Brigitte dijo...

Aparte de salud es lo único que pido, humildad. Nos hace tanta falta, tanta falta, a muchos, yo la primera.