jueves, 26 de enero de 2012

Compartiendo una experiencia...







Hoy, porque tuve la posibilidad, me puse a barrer los diversos niveles del campanario de nuestro Templo, y habiendo subido varios metros, tuve otra visión de la ciudad, las cosas, la vida. Todo lo de la tierra, se ve más pequeño y más ampliada la visión; todo lo del cielo, se ve más grande y cercano... Pensar qué cuando rezo, sucede eso: ver muchas más cosas de la tierra, con el corazón, pequeñas y distantes; ver las cosas de Dios, más grandes y cercanas.


Voy comprendido que esa es mi misión: amplificar la visión más lejana, y acercar la visión más amplia, la del misterio inmenso de Dios.


En la cumbre de la Eucaristía, pude verl@s a tod@s, y tener en una visión al mundo y a Dios, todo cercano y amplificado. A ese Inmenso, le pedí por sus pequeñeces, para que sus pequeñeces se llenen de su grandeza.

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