viernes, 12 de diciembre de 2008

"¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?"


Las palabras de María de Guadalupe a Juan Diego, son palabras que sosiegan, creo, cualquier corazón amante. El mío se serena con el recuerdo de las mismas.


La tierna historia de su visita a América, me eleva, año a año, a la confianza y la intercesión.


A la "Niña mía, Paloma mía, la más Bella de mis hijas", le canto en esta tarde el himno de Vísperas, con amor, confianza y gratitud:


Morenez de morena hermosura,

no nevado candor de jazmín;

sí amalgama, crisol que madura

nuestra sed del Amor, mar sin fin.


Ella es reina, nosotros vasallos;

ella es río, nosotros la sed;

ella estrella, nosotros los rayos;

ella nave, nosotros la red.


Sobre el surco del llanto, sus ojos,

sobre el hambre de Madre, su amor;

sus dos manos, un viento de rezos,

en la noche de América, sol.


Cuando el valle se viste de sombras

y el silencio es la voz del hogar,

te loamos, Señor, que te nombras

el Amor no agotado de amar. Amén.


¡Qué quede grabada, en todos los corazones que amo, la imagen que nos dejó el Señor y la Señora, en la tilma de Juan Diego!


Con la bendición.


+julio sdb.


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